lunes, 9 de julio de 2007

Estaba de pie, ahí, frente al espejo. La sangre brotaba de la herida sobre mi ceja, y resbalaba a gotas llenas de color por mi nariz, bajaba por mis pómulos y se acumulaba en gotas temblorosas en el borde de mi barbilla.
La sangre, roja fuente de la vitalidad. Escandaloso recordatorio de mi fragilidad.
Mis manos, rojas, deslavándose bajo el chorro de agua del lavabo. Todo fue tan rápido, un movimiento, una esquina, el dolor, y la cálida humedad. Un golpe francamente torpe, patético, y en el piso las gotas del rojo líquido, del espeso fluido. Me lavé, y la sangre seguía brotando. Finalmente, una gasa, un poco mas de sangre, y una herida que pronto será cicatriz.

1 comentario:

Sara dijo...

MISS YOU!!!!!!!!!