sábado, 30 de junio de 2007

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Sometimes fate is like a small sandstorm that keeps changing directions. You change direction but the sandstorm chases you. You turn again, but the sandstorm adjusts. Over and Over you play this out, like some omnious dance with death just before dawn. Why? Because this storm isn't something that blew in from far away, something that has nothing to do with you. This storm is you. Something inside of you. So all you can do is give in to it, step right inside the storm
( my suggestion: opening your eyes, and stretching your hands so big they feel like exploiting. Sand pours in through your eyes, through your ears, through your mouth. But it does not hurt, for you are sand, for you have always been. And right when you stop fighting and battleing the storm, fighting and resisting yourself and your inner force, you suddenly feel lighter. Something has changed, for now you have given into yourself, you have given in to your will, and in to your destiny. No more fighting, no more pain. Light starts glowing from within, flowing through your arms to your fingertips, through your back to your legs and your toes. Light shines from all your extremities, it escapes through your eyes, through your mouth, for you are light, for the fighting is over, and you are you. The quest ends, and existence, in the most profound of senses, just begins.)

(the author's: closing your eyes and plugging up your ears so the sand doesn't get in, and walk through it, step by step. There's no sun there, no moon, no direction, no sense of time. Just fine white sand swirling up into the sky like pulverized bones. That's the kind of sandstorm you need to imagine.)

Haruki Murakami, Kafka on the shore

viernes, 29 de junio de 2007

De pie, sobre un estante en mi librero, habita un reloj.
Dentro, un sinfin de pequeños y bailarines gránulos de arena, se amontonan y apretujan, esperando cada uno su momento de pasar por el embudo y estar ya, del otro lado. Cada uno anhela, impaciente, su momento de dejar de ser futuro, atravesar por un instante el tunel del presente y estacionarse por una vuelta mas en el bajo cono del pasado.
Interesante travesía la del gránulo de arena, que emocionado se amontona y se precipita, se estaciona, y espera su siguiente aventura. Asi, un giro a la vez, pasan los minutos, los meses.
Yo creo que mi reloj tiene truco, pues pasa segundo y segundo a la vez, pero no llegan los meses.
Espero, se acelere, para llegar más pronto, a nuevas aventuras, a un giro mas.

jueves, 28 de junio de 2007

About you; bis

Weeks go by;
and round and round
and past and past
and doubt and doubt.
Time and time
and doubt and doubt.
A couple mails,
a dozen lines.
Exciting news,
a dozen smiles.
Some other news ,
perhaps, this time, you will not smile,
I've made my mind, I've chose a path.

Sentado, en una banca

Miraba sus manos, entrelazadas, con la misma impecable concentración con la que un mago observa algo para hacerlo levitar ante la sorprendida mirada de la audiencia que solo busca algo en lo que creer. Ni siquiera parpadeaba, estaba ahí, en esa fría banca, observando profundamente cada hendidura, y cada pequeño relieve de sus manos.
La gente pasaba a su alrededor, algunos corrían, algunos hablaban en sus pequeños teléfonos, (Siempre se preguntó que cuantas palabras vacías de significado recorrían los hilos invisibles entre todos los teléfonos de la ciudad, ese día había estimado que cuatrocientosveintidosmilseiscientostreintaynuevemillonesdoscient
osseismilsetescientasdoce) algunas parejas caminaban tomadas de las manos, otros caminaban con una correa de algún perro en una de las manos, mientras que algunos más llevaban tomados de las manos a sus pequeños hijos que algún día dejarían de ser pequeños y entonces en pos del aprendizaje comenzarían a hacer un error tras otro de tal forma que relativamente pronto se volverían insoportables y tendrían que ir al colegio y seguir creciendo y hacerse de sus propios tenis de correr y sus propios perros y sus propios amigos y sus propios novios y novias con los cuales caminar tomados de la mano y sus propios hijos los cuales llevarían alguna tarde nublada y fría a caminar por un parque donde talvez habría un hombre sentado en una banca contemplando profundamente cada hendidura de sus manos de forma tal que al verlo se preguntarían que tanto de interesante puede haber en unas manos, las mismas manos que siempre has tenido, pero no recordarían las horas y las horas que pasaban viéndolas cuando eran bebes sin darse cuenta que tambien alguien más, un poco mas viejo que ellos, se preguntaba que que tanto pensaría un bebe que se mira las manos tan fija e intensamente.
Y permaneció ahí, sentado en esa banca fría. Descubriendo, con gozo, cada pequeño detalle y cada minúscula fisura de sus manos. Las adoró profundamente, porque las manos, mejor que cualquier otra extremidad, le ofrecían el retrato perfecto del paso del tiempo sobre un cuerpo. Permaneció ahí, perplejo en el misterio del tiempo, en el misterio de la existencia, tan simple como una mano que envejece, se arruga y se llena de trazos, pero que permanece, se dobla y puede tomar una taza, o un martillo. En fin, permaneció absuelto en sus pensamientos, completamente abstraido por la infinita gama de posibilidades que cuatro dedos paralelos y uno opuesto, el fantástico pulgar oponible le ofrecían. Basicamente, ese sencillo y magistral diseño le ponía todo lo que veía a su alcance. Y permaneció ahi, contemplando, estudiando, recorriendo y memorizando cada trazo, cada sombra y cada borrón de sus manos. Ah, sus manos, si tan solo las pudiera hacer levitar.

Salsa

(tan torpe como mis movimientos)
Sonando a cuatros y bailando a tres
tu cuerpo al compás, vienes y vas
te siento ya, por un tiempo más
una trompeta ahora un timbal
bailamos salsa, vente pa'cá
bailamos, bailamos, bailamos mas
un ritmo suave, un swing brutal
bailemos salsa, salsa na má

martes, 26 de junio de 2007

Lampara


Mi lampara favorita, bamboo.
Moso Pendant by designer Brian Schmitt.

domingo, 24 de junio de 2007

De Partidas

Todo había sido tan simple; unas palabras, un par de besos, una promesa de re-encontrarse pronto en algún otro lugar, su andar hacia la línea de seguridad, y, finalmente, su partida más allá de donde él podía seguirla con la mirada, deseando que por alguna razón tuviera que quedarse de último minuto por algunos días más. Cuando la perdió de vista, él caminó hacia los elevadores, y se dirigió al piso tres. Pagó el estacionamiento, y abordó su carro. Lo encendió y el radio continuó tocando la canción que desde siempre había sido de ellos (de ella, más bien, pero él siempre la recordaba cuando sonaba esa canción y ella siempre sabía que él estaba pensando en ella cuando, en algún otro lugar, escuchaba esa canción, y se sentía querida) y que habían escuchado hasta justo antes de su partida.
En ese momento, se descubrió profundamente sorprendido por la intensidad de los hechos recientes. Había estado ella apenas unos días en su ciudad, en el lugar que era, para él, al mismo tiempo suyo y ajeno, y del cual, francamente, se sentía tan atraído como desilusionado. Algunos días en los cuales todo se había vuelto tan simple, tan mágico y tan natural, que no tuvo tiempo de pensar que significaba todo aquello. Nuevamente se preguntó para sí, ¿Porque había venido ella? Pero la respuesta era, ya para ese momento, tan intrascendente como evidente, por lo menos para muchos de sus amigos que así se lo habían dicho. Lo importante era la intensidad, y todo lo mágico de aquellos días de lluvias y de ciudad y de encontrarse una y otra vez perdido en el profundo azul de sus ojos.
Se preguntó si algo había cambiado. Rápidamente, pero con una profunda precisión de detalles, recapituló en su mente su historia juntos; las fiestas interminables del primer año, las cosas de ella que le molestaban, la intensidad del segundo año, la debilidad que siempre había sentido hacia ella, la vez en la que ella le había llamado porque lo necesitaba para llorar sobre su hombro, la frialdad de la lejanía, la forma en la que huía de ella después de aquel otro desconcertante pero necesario episodio de una noche de invierno, el aceite para masajes, y un torrente sinfín de recuerdos construidos en dos años de intensidad pura que uno tras otro le inundaron. La respuesta le vino simple, si, mucho había cambiado, entre ellos, y dentro de cada uno, pero ésto que para ambos resultaba sorprendete y fascinante, ahora, le pareció un resultado completamente natural y esperado de su camino.
Puso la reversa, y, mientras maniobraba para salir del estacionamiento, se descubrió profundamente emocionado del reencuentro. Tenía esa sensación de que esto iba a ser algo muy bueno. Sonrió.

jueves, 21 de junio de 2007

Tu perfume

Caminando por la calle
al dar la vuelta, por ahí
en alguna esquina, sentí
el profundo vendaval de
la estela de tu perfume.
Sentí, el eco de tu ser,
te renombré en la memoria.
Seguiré y perseguiré
la senda de tu perfume.

Personal

Necesito:
-Dejar de sobrepensar las cosas
-Dejar de preocuparme
-Re-aprender a entregarme
-Sonreir más
-Ser menos materialista
-Ser humilde
-Trabajar menos
-Dejar de obesionarme por el éxito
-Acercarme a mis amigos
-Recuperar el cool
-Dejar de sobrepensar las cosas
-Dejar de preocuparme

martes, 19 de junio de 2007

Wisdom

By passion the world is bound
by passion too it is released.

Hevajra Tantra
Llovía y llovía en la ciudad.
Las gotas reventaban el instante en que chocaban contra el parabrisas, a un ritmo algo menos acelerado que sus latidos. El compás de las gotas ensemblaba una melodía similar a algo escuchado en la banda sonora de algún film francés de colores saturados y dulces aromas que nunca habían podido terminar de ver juntos.
Mientras tanto, ellos, dentro, sonreían.

domingo, 17 de junio de 2007

Partida

Quisiera protegerte, pequeña, de las partidas que duelen.
Quisiera decirte, que no te dolerá, que el tiempo volará.
Quisiera decirte, que no habrá días malos, que no llorarás.
Pero no puedo, no puedo porque el tiempo lento se va.
Las partidas duelen, la incertidumbre llega.
Se queda un hueco, una duda, una pregunta.
Quisiera que no lloraras, que no te doliera.
Asi que no sufras, pues es la intensidad una medida de lo que vale la pena.

viernes, 15 de junio de 2007

Xochimilco


En relacion a lo comentado aqui, esta foto me parece profundamente pertinente. Es, en mi humilde opinion, una buena mezcla de algunos de los tantos simbolos que nos hacen quienes somos.

martes, 12 de junio de 2007

Tango

Bandoneón, violín y flauta; habanera
canzonetas de los tangos
piano piano nació el tango
nació el baile, compadrito y orillero
Guapo futurista y nostalgioso
mestizaje de europeos, negros, indios
en el rio de la Plata hace mucho;
no se sabe justo cuando,
un buen día nació el tango; Tango

Gotan project, notas

About you

Once again, I find myself thinking about you.
Once again, I find myself dreaming about you.
Should I, think nonstop about you?
Should I, dream nonstop about you?
Did I ever tell you, girl, I love you? I think I do.

Conducir.

Una vez mas, se había perdido mientras conducía a casa. Esta vez, sin embargo, hubo algo diferente.
La ciudad le pareció ajena, extraña. Mientras conducía sintió algo de temor; esa sensación de vacío; una especie de vértigo que le atemorizaba sentir nuevamente.
No podía mentirse, conocía bien esa sensación, ese pequeño vacío en el estomago que le decía que era momento de saltar una vez mas a un lugar nuevo y desconocido, y descubrirlo a mordidas y pincelazos, todo en un lienzo nuevo, en una receta que se escribe sobre la marcha, sin saber los ingredientes, los tiempos, ni las medidas.
Esta ciudad, le parecía ya desconocida, y cada vez más y mas distante. A pesar de que lo envolvía todo el tiempo, con su ruido, sus luces, su ritmo, y sus increíbles locuras y demonios, que en otros tiempos, y aun ahora, pero de diferente modo, tanto había amado. Aun así, y a pesar de todo eso, se alejaba de la ciudad. Las veces anteriores también lo había sentido, pero solo durante un par de días a su vuelta. Esta vez, el sentimiento era mas y mas profundo.
Mientras conducía, todo eso le vino a la mente, y se atemorizo profundamente. Sabía que había sido esta sensación la que lo había llevado, hacía ya tiempo, a irse de este lugar. Ahora lo volvía a sentir, pero lo que le preocupaba era la intensidad de su disgusto, lo profundo de su desunión con un lugar que en algún momento fue mas que familiar y hasta maternal.
Y no era la ciudad en sí, la que le causaba esa sensación, era el eterno sentimiento de quien cada vez mas se descubre viajero. Ese sentimiento de que con cada salto, mas y mas, sus lazos se debilitaban, su alma crecía, pero dejaba atrás todo aquello que, siempre le habían dicho, le hacía quien era.
Condujo un poco, y luego un poco mas. Anduvo por rumbos desconocidos. Luego, llego
a lugares que le eran familiares, antiguos palacios por los que había caminado, viejas plazuelas donde había suspirado antiguos amores, donde había aprendido viejas canciones, monumentos magistrales, y el inicio de una carretera por la que tantas veces había regresado a alguna otra ciudad en la que vivió.
Lo que le resultó mas doloroso fue el hecho de que, a pesar de que conocía a la perfección los lugares en los que se encontraba, no podía encontrar la ruta al lugar que tenía que ir, no sabía que calles, que vueltas, que avenidas tomar para regresar a ese pequeño hueco que ahora le proporcionaba la seguridad mas básica y al cual sentía tenía que regresar. Conocía, reconocía y recordaba aquellos lugares, y aún así, se sabía perdido.
Condujo y condujo más, se perdió en la profundidad de una ciudad que respira y se sacude, que se mueve, una ciudad que el quería amar, pero de la cual no entendía ya su lenguaje, sus codigos ocultos, y sus pequeñas señales. Resultaba esta, la única ciudad, de entre todos sus viajes y estudios, que le era dolorosamente familiar y alegremente desconocida.
La sensación crecía, y en sus ojos se reflejaban las centellantes luces de los semáforos que no servían mas, pues creían que una vez pasada la medianoche no hacía mas falta coordinar el ritmo y el tono de aquella melodía orquestada de ruidos y realidades que aquella ciudad congregaba, concentraba y hacía crecer.
Sus ojos se llenaron de lágrimas porque supo que se acercaba mas y mas el momento de huir, porque entendía cada vez menos esa realidad, porque sentía que al perderse de la ciudad, perdía parte de sí, porque se sentía un turista, un extranjero, y un extraño en su propia tierra. Por que nunca se había sentido del todo de ahí, ni de ningún otro lado, por que sabía que estaba solo. Y, de que huía? Simple; huía de si, de su soledad, de sus propias ganas de no pertenecer, de su terror a asentarse, de su conformismo, de su indiferencia y de su egoísmo.
Recordó las palabras de aquella querida amiga con la que tantos días soñó y por quien mas de un par de veces suspiró y paso la noche en vela. Recordó la fotografía con la cual ella le había explicado, cuando los tiempos eran mas simples, que los viajeros no tienen un hogar, lo llevan consigo, en lo profundo, en lo real, y en los recuerdos que se construyen en el diario y que permiten seguir avanzando, siempre. Nuevamente la admiró, deseó tenerla en sus brazos, si, tan solo, los dos pudieran ser honestos y dejar todo lo demás a un lado. Y ahora ella estaba tan cerca, y el tan lejos de poder abrazarla y decirle todo. No; eso no podía ser, tenía que aprender de sus errores. Al fin y al cabo, la última vez eso no le había traído mas que confusión y un poco mas de dolor. Aún le dolía el corazón de no poder amarla.
Pensó en todo esto, y piso el acelerador. Con la aceleración, su mente dejó atrás esas ideas, y pensó nuevamente sobre lo extraña que le resultaba la ciudad, en el vértigo, en la necesidad de huir. Aceleró más y más, intentó fuertemente cerrar los ojos, soltar el volante, y dejarse ir, huir verdaderamente de todo aquello y encarar su miedo. No pudo.
Súbitamente, vio un letrero con una indicación que reconoció. Tomó esa diagonal, y salió de frente a esa vía rápida por la que transitó mas rápido de lo debido. Anduvo rápido y directo a su destinación, cada vez mas reconoció los nombres, los detalles de las calles, los huecos, las curvas. Finalmente llegó a la avenida, una vuelta a la derecha, una a la izquierda. Estaba ya en su garaje, apago el coche, y se soltó a llorar. Todo eso le dolía. Salió del coche, lo cerró con seguro.
Afuera, la ciudad respiraba, y en sus profundidades comenzaba ya a orquestarse la melodía del día siguiente.

jueves, 7 de junio de 2007

Quello che guardavo un anno fa



Un anio fa, ero nel Peru.
Rampicavo le montagne bianche.
Quante memorie, quanta bellezza in un posto.
Il tempo vola, veloce, le montagne rimangono.

Saludo y Bienvenida

"Ideally citizens are to think of themselves as if they were legislators and ask themselves what statutes, supported by what reasons satisfying the criterion of reciprocity, they would think is most reasonable to enact"
John Rawls


En efecto debería ser la razón, a mi humilde parecer, el gran motor y la magna balanza de nuestras acciones. Coincido, en que en un mundo ideal, de justicia deliberada, la participación recíproca deberia ser el eje de nuestro actuar. Desafortunadamente, el mundo a mi, a nuestro alrededor, parece a días no poder encontrarse mas distante de aquello que puedo imaginar como ideal. ¿Y cúal sería este ideal? En un mundo fragmentado, de realidades pulverizadas y hasta polarizadas, me inclino mas y mas por imaginar como ideal una serie de condiciones basicas en las cuales la libertad individual y la razón colectiva permiten el libre actuar y el desarrollo colectivo. Descubro así, que me he vuelto un liberal.
Bienvenidos a mi blog, espacio en el cual publicaré, tanto como el writer´s block me lo permita, aquello que me tiene influenciado y pensando. Les invito a descubrirlo al mismo tiempo que yo lo hago.
saludos

Florentino (EOS)